La verdad no soy partidaría de celebrar fiestas extranjeras... y mucho menos gringas. Así que el viernes pasado no estaba en absoluto interesada en celebral el famoso "Halloween", pero mi señor marido me convenció que al menos debíamos ir a ver a nuestra sobrina y ahijada para llevarle dulces.
Debo reconocer que valió la pena ver niños felices y padres preocupados por preparar lindos y elaborados disfraces para sus retoños.
Mi sobrina estuvo de bruja y ya saben lo que dicen, de tal palo...
Lo gracioso fue que ella misma escogió una mascara que luego no se quiso poner porque le daba miedo... plop!
Aca dejo algunas fotos atrasadas del día.
Aps, olvidé mencionar que mi papá se comió todos los dulces que dejó mi sobrina.
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